jueves, diciembre 27, 2007

Poesía dada (o gaga, más bien)

Quería dejar algo en serio antes de irme, pero veo que no llego. Así que les dejo un par de... ehmmm... no se... me resisto a llamar "poesía" a esto... conjunto de palabras, más bien...
En fin, las hicimos con Franchi una noche que estabamos al (al, no en) pedo, y con ganas de escribir (te acordas? la vez que inventamos el cantar de gesta del guerrero africano que por cierto nunca escribimos)
Ibamos tirando una palabra cada uno, y asi quedo (Franchi me recuerda que esta técnica se llama "cadaver exquisito"):




El extravagante parto fonoaudiológico
consiste en introducir
frases carentes de potus
vorazmente hipodérmicas
en el ojal.

Inducidos ante los platanos mutantes,
recubiertos chocolateramente,
los australopitecus decidieron succionar
entonando acalorados
rockanrolles ovíparos.


Como diría el estimado licenciado: "Sí. Muy poético"

2 comentarios:

Franchi dijo...

Esta obra extraña parece venida de otro mundo... o ser algo inmundo... en fin.
Requiere una explicación. ¿QUÉ M... QUISIMOS DECIR?

Un parto fonaudiológico no es más que el nacimiento de las palabras, o lo que es lo mismo, nuestra forma de hacer poesía que consistió, en este "coso", de introducir frases carentes de "potus" (potus alude a lo vegetal; es decir, al crecimiento, a la vida que surge de una semilla; nuestras frases tienen una "vida" medio chota que surge de la nada). Dichas frases son vorazmente hipodérmicas; a un paso desenfrenado se vacían de su dermis, de su cobertura exterior; no temen al absurdo. Se introducen en el ojal, en lo pequeño, en este caso una poesía. La inmensidad de lo arbitrario (léase cualquier, cualquier palabra posible) se restringe en el ojal de una entrada de este blog.
Primera estrofa, entonces: nuestras palabras nacen de la nada cada vez más desnudas e intentando restringirse a un poema.
La segunda estrofa es tan fumada que no se me ocurre ningún chamullo con el que inventarle un significado (que de hecho, nunca tuvo).
Y como jaque mate (espero) del análisis, es justamente esa confusión presente en la segunda estrofa la que cristaliza y hace presente y patente el significado de la primera. En la primera hablábamos de cómo surgen las palabras; en la segunda las hacemos surgir. No hablan las palabras de la segunda estrofa; habla la estrofa por sí misma.

Así de lejos puede llegar el delirio estando sentado a las 10 y media de un jueves por la noche enfrente de una máquina (¿¿¿Nada mejor que hacer???).

Facu dijo...

milk