martes, enero 29, 2008

Che, media pila! Nadie sube nada! Bue, les dejo un petit cuento (medio pedorro) para resucitar este blog



Sebastián abrió la puerta, preguntándose quien podría ser a esas horas. La respuesta lo hizo empalidecer. No, no era posible… Rodrigo esperaba bajo el dintel, con rostro inexpresivo. ¡Pero si estaba muerto! Sebastián mismo se había asegurado, se había encargado de que así fuera. Lo había asesinado cruelmente, a traición, y había logrado escapar de las sospechas. Había sido un crimen perfecto, hasta ese momento. Ahora, su víctima volvía de entre los muertos, tal vez para vengarse, tal vez para hacerlo confesar, tal vez para llevarlo con él.

El asesino estaba atontado, tembloroso y transpirado. Un espectáculo patético, sin dudas. A su mente volvían los recuerdos, las imágenes de aquel día nublado en que finalmente se decidió a matar a su odiado primo, luego de haber planeado hasta el más insignificante detalle. Por supuesto, que el muerto tocara el timbre de su casa unas pocas semanas después no era parte del plan.

Si hubiera podido moverse, se habría arrojado a los pies de su primo, pidiendo misericordia (la dignidad no significaba mucho para él), pero su cuerpo petrificado no se lo permitía.

Después de unos instantes de silencio que parecieron prologarse eternamente, Rodrigo hablo:

- Che, ¿no tenés algo para comer? ¡Me estoy muriendo de hambre!