viernes, abril 23, 2010

Macrolegofobia*

* dícese del temor irracional a las palabras largas. No debe por tanto confundirse con el miedo provocado por los packs grandes del conocido juego de bloques

Pensar que en algún otro tiempo, hace no mucho, hubiese sido digno de ciencia ficción. Pensar, ese es de hecho el problema…

Este es un pedido de auxilio. Ignoro si habrá alguien en el mundo que pueda leerlo, no tenemos datos de lo que sucede en el resto del mundo. Tal vez nuestra situación sea la misma en todas partes, no tengo forma de saberlo. Y de cualquier forma, me queda aún por resolver la cuestión de cómo hacer público este mensaje sin que me encuentren, pero ya pensaré en eso más adelante.

Estoy dando muchas vueltas. Tal vez porque no sé cómo expresar esto -tan común para nosotros y tan absurdo si no fuese real- sin ser tomado por loco. La cuestión es la siguiente: Bajo la fachada hipócri… falsa (Ufff… ¡casi se me escapa! No debe volver a ocurrir) de una sociedad feliz, vivimos en la peor tiranía que la historia haya visto. ¡Ay de los ingenuos que piensen que hablo de falta de libertad de opinión! Estoy hablando de la ausencia total de libertad para pensar.

No sé cómo llegamos a esta situación, no creo que nadie lo sepa. Puedo hablar tan sólo de cómo vivimos hoy. En Valle (supongo que nuestra ciudad alguna vez habrá tenido un nombre más complejo, pero, como es lógico, ese nombre ya nadie lo recuerda) no se permite pensar en demasía. Quienes gobiernan (nadie los ha visto nunca) impulsan el slogan “pensá simple”, y esta consigna inunda nuestra ciudad, se repite en afiches, lugares públicos, en las calles, en las plazas, taladra, taladra, y así, inunda y se repite en nuestras cabezas.

De más está decir que quienes no acatan, quienes se rebelan, quienes deciden desafiar al régimen o quienes se animan a pensar mucho son borrados del mapa, como si de 1984 se tratase. De hecho, esta situación tan terrible no dista mucho del relato de Orwell… Aquí no hay un Gran Hermano a quien amar (insisto, ni siquiera sabemos quiénes son en verdad los que gobiernan, no existen siquiera órganos de gobierno que se conozcan, podrían incluso ser marcianos que lo mismo daría), y no, no hay tele pantallas (pronto podrán entender porque lo escribo así): no hace falta controlar lo que hacemos ni importa a quién amemos si logran controlar la manera en que pensamos. Pero fuera de esto, el clima general no se aleja tanto… No sería una sorpresa para mí que no dentro de mucho hablemos en neo lengua…

En cuanto al control de lo que pensamos, a decir verdad, mi teoría es que no pueden lograrlo… no existe forma de saber que piensa una persona. Sin embargo, es claro que quienes no “pensaron simple” pagaron por eso; pienso entonces que el control está en lo que se escribe o dice. ¿Que cómo nadie lo pudo deducir? ¡Pero es que queda poca gente capaz de deducir algo! ¡Eso es lo cínico, lo genial del asunto! Tan hondo cala la consigna, el miedo al castigo, que la gente tiene terror de sus propias ideas, las ahuyenta, las rechaza, y ya no hace falta que alguien reprima porque somos nuestros propios guardias (¡he aquí, Max, tu jaula de hierro!). ¿Cómo alguien en este pueblo de idiotas puede pensar en la rebelión cuando no pueden pensar, a secas? Somos tierra fértil para ideas ajenas, nosotros, carentes de ideas propias. “Las ideas duelen”, se les contestó a los pocos que se lograron animar a cuestionar -a poco más se pudieron animar después, supongo se entiende- y me da vergüenza decir que muchos optaron por aceptar este absurdo sin más, y los que no, vivimos en eterno terror de que alguna vez nuestras ideas nos traicionen. Creo que yo logré convivir con el miedo sin perder la cordura tan sólo porque ardo en deseos de hacer algo, de dar el primer paso para terminar con este horror.

Pero me aparté del tema: decía que creo haber logrado deducir cual es el medio para descubrir a quienes se niegan a pensar simple. No pueden registrar todo, cualquiera puede ver que no es posible. Mi opinión es que logran detectar las palabras largas, dichas o escritas, (asumo que tres silabas es el límite, a menos que se trate de palabras muy comunes, pero no puedo más que asumir) y a raíz de eso deben evaluar el resto. Las palabras simples no son canal para las ideas complejas, o al menos eso piensan ellos; tampoco ellos son muy lúcidos. Como sea, he aquí la razón por la que me obligo a mí mismo a respetar este límite, la razón por la que mi texto es pobre y de poco vuelo; espero que quien lea pueda perdonar.

Ahora sólo tengo que resolver como hacer ver al mundo esta, nuestra patética situación y confiar en que alguien nos pueda ayudar. Sólo tengo que… ¡suena la sirena! ¡Me descubrieron! ¿Pero por qué, cómo? Si no escr… ¡Dios! ¡Irónica, “patética” manera de traicionarme a mí mismo, de decretar mi propia muerte! ¡Que al menos no sea en vano, tengo que publicar esto y que alguien ayude a nuestro pueblo de idiotas, de idiotas inducidos, lobotomizados, esclavizados hasta el paroxismo!

Intentaré acceder a la red internacional. Por supuesto, está prohibido, pero… ¡alea jacta est! Yo ya estoy muerto. Creo saber cómo poder conseguir acceso… ¡sí, funciona! Necesito encontrar algún medio masivo al que remitirlo, tal vez este…

No… no, ¡no!... ¡no puede ser, no! ¡No puede ser cierto!

No, no desesperes, puede ser una excepción, seguí buscando, rápido… ¡Dios, no! ¡Es una pesadilla, un sueño amargo! Me resigno a creer que hayan logrado estupidizar al mundo entero, ¡no puede ser cierto! Pero sí, el mismo lenguaje precario, arcaico, aquí y allá. ¡El mundo entero bajo esta tiranía aberrante, inhumana, deshumanizante! Tiene que ser un sueño… y si uno muere en un sueño despierta, ¿no es así? Este es el fin, entonces. El fin sin final.


Del informe policial:

Encontramos a el traidor con disparo en la cabesa y una arma en la mano. Puede que se haya disparado a el mizmo tal vez.

miércoles, abril 14, 2010

La sombra de mi mismo

En lo mas profundo de mi cuarto hay una sombra. La silueta ma se ve en la pared y deasparece. Las sombras que restan no tienen vida y el cuarto muere.

La sombra se desprende de mi cuerpo, y sobre las paredes camina sola, inundada de misterio en la busqueda de si misma y alguien más. Se mira alrededor buscando la salida, y comienza el recorrido. Deambula por el fondo, trepa los muebles, esquiva la ventana, salta por la cama, espía en el placar. Da vueltas interminables en las paredes de un cuarto sellado que parece no terminar. Busca por el techo y revuelve por el piso, en busca de una grieta por donde salir. Con cuidado elude la lampara de mesa, no vaya a ser que se la sombra tropieze y la lampara se apague, mejor ni saber que pasará con la pobre sombra solitaria. Ya no hay aliento.

Sombra solitaria, un deseo se ha guardado,
mirar al espejo y verse reflejado.

Hundida en la tristeza la sombra desespera, y en la terca espera de que algo magico suceda, parece que su destino es escapar de la gran oscuridad que amenaza con firmeza tragarse la sombra y despertar sin ella. Corre angustiada buscando la salida. Salta, trepa, cae y tropieza, y el rastro del escape esta cada vez mas lejos. - Y Llora-
Acostada sobre la sombra de la cama, medita su existencia y olvida su cara. Anhela con ansia volver al cuerpo del que se ha separado e implora a Dios que se apiade de ella.
La sombra solitaria espera en silencio, rezando para adentro, y con tristeza en el pecho anhela el encuentro con su cuerpo. "¿Por que me he separado?" Piensa todo el tiempo, pues su unico deseo es tener esencia y tener un encuentro, pues sola ha permanecido y le ha llegado su momento. - La luz parpadea-
La sombra toma asiento, y algo le decía, "me queda poco tiempo, deseo compañía"

Llegado el momento de las tribulaciones finales, la sombra busco sus mas finas prendas y las vistió. Tomó la sombra de una copa vacía y esperó parada en el medio del cuarto, esperando su final.
La luz ya se extinguía, y la sombra paciente exclamó: "Si hay algo de lo que me arrepiento, es de no haber amado lo suficiente" y levantando la mano, la luz se apagó.


La Luz se reavivó y el cuerpo regreso. La sombra solitaria no quedó, pues alguien a su lado apareció.



Para variar surgió algo! Es un popurri de cosas me fueron pasando. Quien sabe, por ahí la proxima escribo una poesía.

martes, febrero 02, 2010

Vida y obra

Y con esto cierro el capítulo que acaso al final empezaré: caput, rigor mortis, c' est fini, hasta nunca, never, never more. Qué diablos, no duró nada. AVE VIDA, MORITURI TE SALUTANT. No hay con qué darle.
Nací pues en el año 15 después del parto. Sus ojos me dieron a luz, y yo vivo, tan vivo como cuando sonreía suspendido en el líquido amniótico de su voz. Parto natural, dos labios que se encuentran en un incesante alumbramiento, y una placenta de mil dulces palabras que alimentaban nuestro espíritu asido aún al hilo vital. Dos años tardamos en cortarlo, dos años de incesantes escapadas al vacío, y ay, nuestros cordones nos ataban a las dos puntas del abismo, vos en una cabeza de la hambrienta hidra y yo en su talón... pero llegaban esas noches, si la espera se ataviaba del traje de lo eterno, en que la furiosa bestia dormía, su cuerpo enrrollado en esa utópica e imposible unidad que tanto tocábamos con los dedos, y vos me mirabas, y mis tripas hacían lo propio, y se anudaban los cordones que otrora nos apresaran en la cínica distancia...
Y volamos, volamos cuando en el anudarnos con furia nos encontramos con nuestras sendas cadenas en la mano y ya marchitas, volamos despedidos por la furia de la bestia, furia umbilical cuando vio que nos había perdido para siempre.
Di mis primeros pasos en los tuyos, y los ruidos que juntos balbuceamos fueron mis únicas palabras dignas de ese nombre. Nuestra primer sonrisa a Mamá Vida, ella que jugaba con nosotros, ella que cruelmente nos fajaba para luego musitarnos atonales canciones de cuna, dormidos en el sueño del abrazo (y hoy es sólo en sueños que puedo ver tu rostro, lejos, siempre tan lejos).
Y un día viste el rastro del pasado, te miraste el ombligo y recordaste cosas que mejor olvidar, que la clase, y cómo semejante lady y que basta de tanta mugre. Y que no es de su nivel, señorita, usted entiende. Y en el ombligo te perdiste, se hundieron en él tus ojos para sumergirse detrás tu nariz, tu boca, tus brazos, el cuerpo entero, esa perversa espiral que en succión se hunde en sí misma e implota dejando no más que cenizas al viento, cenizas que respiro y me asfixian, detienen mi circulación, ennegrecen mis pómulos y me abra san la garganta, abrasar, y yo que te abrazaba con estas manos, paradojas de la dichosa Mamá Vida que ya de vieja vaya uno a saber a dónde irá a parar, y vos ahí, riendo mientras me quemás desde adentro, sos ceniza, no somos nada decían por ahí, y no, nada, nada me queda por buscar en estas condiciones, Ceniciento pero despachado (de hadas son sólo los cuentos) y de vuelta el maldito cordón pero anudado esta vez en mi garganta, ya podrido y colgando del vacío, absurdo estigma que tu amor mezquino no quiso derrotar, rigor mortis, caput, qué más.

Versión cuartetera: http://www.youtube.com/watch?v=s25pPs1o8fI (no me cabe mucho el link pero creo que es bastante gráfico)

lunes, abril 20, 2009

Hermano mayor

La lluvia que cae sobre mi, discurre por mi armadura y lava la sangre de la espada que hace tiempo permanecía manchada, y frente a esta tumba, también mis lagrimas caen sobre el terreno y lavan el dolor de hace tiempo, que como espina clavada en mi corazón, atormentaba en mis sueños. Y en cuanto pueda moverme me iré, pero ahora solo conservo este momento en mi corazón, aun bien no se como se siente.


La lluvia espesa nubla la visión de este jardín donde yacen tus restos. Los pájaros se refugian bajo algunas ramas, protegiendo los huevos de sus nidos para que no se mojen y no pierdan la vida sus futuros pichones, mientras que otros se refugian bajo las vigas internas de la mansión donde muchas cosas hemos vivido, y no las repetiremos.

¿Por que te fuiste? Los dos sabíamos que no tenías que irte.

Me habías prometido volver, y esta vez no parecía un de esas promesas hechas por un mero cliché, era seria, y todos lo creímos, sobretodo yo. Ya se que solo era un niño y pude haber creído a tus palabras hermano, porque yo creía todo lo que me decías. Eras mi héroe, mi aliado, mi amigo, mi padre, y siento no haber nacido antes y partir contigo, y morir junto a ti, y se que llorar es inútil porque la tristeza no te trae de vuelta, solo me recuerda porque te quería tanto. Hermano, ¿Te hubiera enorgullecido ver como vengué tu muerte? Si solo supiera cual sería tu expresión, esperaría que fuera esa sonrisa que tenías conmigo, como cuando te regalé ese bastón con tu nombre tallado, y si bien los símbolos no eran claros lo usabas siempre cuando salías al mercado, porque no querías que me enojara.

Eras en verdad un gran hermano, paciente, comprensivo y compañero, y se que las escasas veces que te has enojado conmigo era para que entendiera, no por malicia. Como aquella vez en la que me diste una bofetada en la entrada de nuestra casa, y enojado me dijiste que no hablara mal de nuestros padres nunca más. Se que tu extrañabas mucho a papa, y también lamento no haberlo conocido mucho. Solo me quedan vagas imágenes de el jugando conmigo o en su salón de entrenamiento enseñándote a ti y a los demás muchachos. Quiero que sepas que después de mi regreso, los muchachos de la escuela decidieron que sea yo quien herede la escuela de combate, y creo a que se debe que se enteraron como vencí a ese maldito que te mató. Sabes, no fue tan fácil, ni siquiera tomar la decisión de hacerlo, se que en el fondo no lo hubieras aprobado, y sin embargo supe aquella noche en la que hubieras festejado tu cumpleaños, si no hubieras muerto, que ese era mi deber hacia ti y nuestra familia.

Antes de que saliera de viaje llegó ella, tú sabes, la que solía ser tu prometida antes de que partieras. Se que la amabas, me entere ese mismo día. Ella me pidió que no lo hiciera, que la venganza no sanaría nuestros dolores, pues ella no quería que yo también me arriesgara a fallecer como te sucedió. Hablamos un rato y me contó lo que sentías por mí. Lloró y suplico que no me marchara, que no tu no hubiera querido ver mas sangre derramada, no era tu voluntad, y su tristeza no me recordaba a aquella muchacha que solía se antes cuando se la presentaste a nuestra madre, hace años.

En aquel entonces recuerdo, se veía siempre sonriente, y jugaba conmigo también. Me tomo afecto enseguida, y en verdad yo se lo tome también, despues de un tiempo por supuesto, pues en realidad temía que desplazara el lugar de madre, hasta que entendí que no sería así y ella, para mi, se convirtió en una hermana. De hecho nunca olvidaré la vez que de noche asustado después de un mal sueño fui a tu cuarto a buscarte, y te encontré con ella abrazados sin ropas. Ambos se pusieron rojos y se taparon (tarde años en entender que estaban haciendo en verdad), te acercaste apenas cubierto y en vez de retarme, me invitaron a pasar al cuarto, me escucharon, me consolaron hasta que me dormí, y ustedes se durmieron conmigo.

Cuando me despedí de ella en la entrada de casa, su llanto me trajo a la mente aquel día que yo tambien te despedí, creyendo que regresarías, y por un momento me detuve, igual a como vos hiciste, la mire a ella y le dije que regresaría, aunque sea para despedirme una vez mas, pero no antes de vengarme. Y tan solo con salir de casa, cargando con mi armadura, mi espada y mis recuerdos… tantos recuerdos, y si embargo parecen tan pocos una vez pasados, ¿Y a mi de que me sirven?

Esa tarde el monje con traje de luto traía cartas a las casas, la cuales informaban a las familias del fallecimiento de aquel que había partido. Tantas veces paso cerca de casa sin parar, hasta ese día. Madre al verlo dejó caer la escoba, y tímidamente tomo la carta y oí su llanto desde el otro lado de la casa, corrí hacia ella y aun sin leer la carta supe que no cumplirías tu promesa. Pero en verdad no entendía aun lo que realmente había sucedido. El saber que te habías ido era un hecho para mi, pero no podía entender todavía que era para siempre, hasta que en otoño llego el ataúd donde yacía tu cuerpo y en ese momento te empecé a extrañar, a recordar, a llorar, y fueron varios los días que solo pase sin hablar, las noches que casi no dormía, las comidas que no consumía. Te sepultamos junto a nuestro padre, frente al árbol de cerezo en el fondo del jardín. Al poco tiempo parecía que madre había envejecido más rápido, y luego la empecé a ver poco. Se había convertido en una sombra. Sabía yo que ella nunca salía ya que se escuchaba como hacía sus que haceres, y también la oía sollozar algunas noches, e incluso yo mismo en un principio lo dejé todo. Ya no entrenaba, ya no paseaba, ya no pensaba. Y esa tarde de invierno, en el comedor con madre, festejábamos tu supuesto cumpleaños. Madre había cocinado lo que mas te gustaba y sirvió tres platos, uno de ellos frente de tu imagen junto a una vela prendida, y ninguno de los dos habló durante esa cena. Por un instante tuve ganas de llorar, pero sabía que ella no lo aguantaría y se retiraría, y por una vez en varios años pensé, "¿Que haría nuestro padre si viviera?". Lo sentí y me retiré del salón. Y esa noche comencé a entrenar de nuevo dispuesto a hacer lo correcto. Por primera vez sentí una ira incontenible.

Había recién llegado a la salida del pueblo, y sentí que al abandonarlo se perdía una parte de mí, ¿Como te sentiste tú cuando te marchaste? Supongo que orgullo. Servir al país es un gran honor, y pocos son convocados como capitanes para dirigir en combate como paso contigo. En verdad eras un gran guerrero, de eso no hay dudas. Lastima que el mundo nunca mas verá blandir la espada como tú lo hacías, y moverte con la energía que emanabas. Eras un artista en verdad y es raro en verdad entender como falleciste recibiendo una sola cortada en el vientre. Varios meses me tomo cruzar el país, atravesando esos ríos, caminando por montañas, surcando praderas, luchando bandidos, buscando respuestas, y sin embargo de todo lo vivido, nada me enorgullecía más que cumplir mi palabra, y al pisar la arena de esa playa estaba más cerca que nunca de realizar mi cometido. En esa tarde, con el sol llegado a su trayecto final del día, se vislumbraban algunas estrellas en el oriente, y unas nubes provenientes del sur.

Una tarde, mientras entrenaba, se acercó a mi nuestro primos, sí, ese que partió contigo a la guerra. Entró con las lágrimas en los ojos, y una expresión de terror que jamás había visto. Se arrodillo frente a mi, y desesperado me contó la verdad de como habías muerto. Aquel relato fue crucial, sentí realmente que hablaba de ti y ensalzó aun más tu imagen noble ante mí. Me contó de esa noche fatal, cuando discutieron con el y otro oficial sobre atacar una aldea de campesinos para sembrar el pánico a sus enemigos, y que debía empezar con la ejecución de una mujer que había sido capturada cerca del campamento. Supe que la defendiste y ordenaste que la liberaran y que al siguiente día marcharían a su verdadero objetivo, no era tu intención involucrar en la guerra gente sin armas, pero tus ideales te costaron la vida. Al salir de la tienda fuiste atravesado por aquel miserable traidor y su espada, aquel que no supo ver tu grandeza, y nuestro primo que no solo no te ayudo, si no que además colaboró en el gran engaño que desato la masacre de ese pueblo y generó una gran victoria aplastante sobre sus enemigos, que ya permanecían demasiado hambrientos para pelear al recibir el ataque. Cuando finalizó su relato me imploró que lo inmolara, puesto que no merecía vivir, y que la vergüenza lo destruía. Ya no había alcohol lo suficientemente fuerte para hacerlo olvidar ni vicio que le hiciera pasar un buen rato. Solo quería que lo matase y yo solo permanecí inmóvil con los dientes apretados y mis manos en la espada. Pasó un minuto eterno hasta que saco de su tunica el cuchillo y se cortó el vientre y al ver como gritaba y lloraba, lo ayude a terminar con su agonía en aquel instante, aunque si tal vez no hubiera querido hacerlo.

Subí los escalones y abrí la puerta lentamente y al ver en el interior solo vi un hombre enfermo. Me acerqué a el, junto a donde descansaba y me pidió agua. Lo acompañe un par de horas. Le pregunté a que se debía su enfermedad, y sintiendo que no lo quedaba mucho tiempo, me pidió que le dejara contar su vida contar su vida por ultima vez. En verdad mucho no presté atención hasta que contó del día que fue llamado a pelear. Había sido puesto bajo las órdenes de un joven guerrero, al cual confesó tener envidia, a tal punto de asesinarlo para proceder en su camino. En verdad el confesó que en aquél entonces el no comprendía el significado de la grandeza de un hombre. Tiempo despues fue condecorado por su gran victoria en el frente y por una supuesta venganza a tu nombre, y fue invitado a unirse a los altos generales en la capital.

Una noche de invierno tuvo un sueño hermano mío, en aquella noche en la que te asesinó, y que luego tu imagen se hacía enorme y cambiaba. El pedía ayuda y no podía escaparse de ti y que tu rostro tomaba ligeros cambios y una mirada severa. Al despertarse entendió lo grave que había sido su mal. Abandonó la mansión donde vivía, y nunca contó la verdad, pues sabía que de hacerlo toda su familia tendría que suicidarse. Fue a la playa donde enfermó misteriosamente unos meses antes de mi llegada, y nunca paraba de tener ese sueño.

Cuando termino la historia me quité el casco y el paño del rostro, pues en verdad no quería que me viera y al verme sus ojos se engrandecieron y dejaron caer un par de lágrimas, y su expresión era igual a la que tenía nuestro primo antes de morir. Un gran miedo se apoderó de el y lo aplastó, pues no pudo hablar en un principio y solo me señalaba y entendí que aquella imagen diferente del sueño era yo. Dijo que hiciera lo que debía que hacer, pues era lo justo en verdad, y señaló una espada en un rincón diciendo que fue la misma con la que te mató, y que nunca más fue ni lavada ni usada. La tome y me acerqué a el y me senté. Nos miramos un rato y lo hice hermano, hice lo que era justo. Lo perdoné, pues el estaba arrepentido, su mirada lo decía, y yo no quería que falleciera de esta forma, estando enfermó. Me levanté tomando la espada y me marché, y antes de cerrar la puerta me pidió una vez mas que lo matara, que cumpliera mi venganza, a lo cual repuse que esta ya se había cumplido por si sola, que debía cargar ahora con su vida, pues morir era demasiado fácil. Y volví a casa.

La lluvia que cae sobre mi, discurre por mi armadura y lava la sangre de la espada que hace tiempo permanecía manchada, y frente a esta tumba, tambien mis lagrimas caen sobre el terreno y lavan el dolor de hace tiempo, que como espina clavada en mi corazón, atormentaba en mis sueños. Y en cuanto pueda moverme me iré, pero ahora solo conservo este momento en mi corazón, ahora se bien como se siente. Es paz.



Autor: Es un texto que se diría un poco clasico, y me pareció interesante probar a no poner nombres en este cuento. Surgia a medida que escuchaba una melodía muy linda, si me la piden se las paso.

viernes, marzo 20, 2009

Regreso del Reino de la Apatía

No sabría explicar a ciencia cierta cómo fue que sucedió. Supongo que su ausencia me hizo perder el poco criterio que poseía. Sí, creo que esa fue la razón. Sea como sea, la cuestión es que buscándola, anhelando su presencia, abandoné mi mundo conocido y habiendo recorrido sendas ignotas me encontré a mi mismo perdido en las tierras de la Apatía.

El nombre de aquél lugar había sido siempre para mí un eco lejano, irreal, de pesadillas indescriptibles. Se decía que solo una ínfima proporción de aquellos que se perdían en ese sitio espantoso regresaban alguna vez a sus hogares, y aquellos que lograban hacerlo lo hacían en un estado penoso e irreversible: la desidia los dominaba por completo, carecían de interés alguno por la vida y las cosas de este mundo, y vivían encerrados, perdidos, ya no en aquellas tierras del olvido sino en los recónditos abismos de su propia mente. La muerte era una y mil veces más deseable.

Todos estos recuerdos acudieron prontos a mi mente cuando entendí donde me hallaba. Aún hoy, sin embargo, escapa a mi entendimiento cómo llegue hasta allí, y el recuerdo del camino elude mi memoria.

Ante aquél panorama aterrador que se me presentaba debería haber sentido un susto de muerte, o al menos lo lógico hubiese sido intentar huir lo más raudo posible. Sin embargo, la naturaleza de ese reino anulaba todo sentimiento, lo amortiguaba, acallándolo impiadosamente, y mi propio destino me tenía indiferente. Ignoro cuanto tiempo deambulé sin rumbo por esos parajes desolados, habiendo perdido muy prontamente la esperanza o voluntad de regresar alguna vez.

Sin embargo, súbitamente, su imagen, su recuerdo acudió una vez más (como tantas otras) a mi mente, y entendí que debía regresar. Entenderlo fue sencillo, plasmar ese entendimiento en hechos, no.

No narraré el horror de aquella odisea, el mayor esfuerzo que jamás he realizado. No, no quiero recordar. Nunca me recuperaré por completo del tormento que sufrí, aunque al volver finalmente maltrecho y agobiado a mi hogar, supe que había valido la pena; no porque me importase en demasía el hecho concreto de haber vuelto, sino porque solamente al regresar tomé plena consciencia del horror del que me había salvado por los pelos.

Fui recibido con gran gozo y algarabía; mi hazaña, impulsada meramente por la imagen de a quien yo amaba, era difícil de creer (yo mismo era incapaz de entenderla), nadie jamás había logrado regresar sin perder la cordura. Y aún así, mi ánimo no se condecía con la jovialidad de quienes me rodeaban. Solo deseaba saber de ella, encontrarla.

Así, sin prestarles demasiada atención, por ella pregunté. Me respondieron que había partido hacía poco tiempo, nadie supo decirme adonde, nadie supo responder mis desesperadas súplicas por información. Aún en mi estado lamentable, sin haberme recuperado de mi larga odisea, partí una vez más sin demorarme, para asombro de todos.

La busqué por cielo y tierra, durante largas jornadas, sin ideas claras de cómo proceder, sin rumbos concretos. Cuando empezaba a perder la esperanza, mis pasos me llevaron nuevamente hacia la frontera de las malditas tierras de la Apatía. Me frené en seco, no deseando dar un solo paso más, y contemplé el horizonte. El espanto me invadió: en lontananza pude ver con claridad su silueta. No había duda alguna de su identidad.

Olvidando toda preocupación por mí mismo, acudí veloz a su encuentro. Cuando llegué a su lado, al verla, quedé paralizado, como si hubiese recibido un violento golpe. Comprendí, lleno de pavor, que había llegado tarde: la abulia había triunfado en ella.

Hice lo único que podía hacer. Luego, con los ojos secos, me alejé, no sin antes contemplar por última vez su exquisito cadáver, aquel del que manaba abundante la misma sangre carmesí que brillaba en mi acero.

lunes, enero 19, 2009

Mision Añatuya 2009






Soñar, cerrar los ojos y volar

en ese mar de ilusiones

que todas las noches toma rienda suelta

entre la almohada y tu cabeza

Ser capitán en océanos infinitos,

rubia en nueva york,

ser todas esas cosas

que tu mirada nunca vió

Este post era para mi blog, pero el destino hizo que no me diera cuenta y lo suba aca. hacia mucho que no colgaba nada aca, asi que es chiquito pero merecido. Un abrazo.

jueves, noviembre 20, 2008

Marea

Pierdo el rastro del olvido
c...Si es que rastro acaso tiene
u.............Como sangre de alce herido
a..............................Que en el bosque desvanece
n........................................................Una estela hacia la nada
d
o..................................................................................
Yo me olvido del olvido
e.....................................................................Fútil ola efervescente
n........................................Que a lo lejos se desploma
t...........................En lo incierto de olvidarse
i ...............Del haber querido algo
e...No tan claro en el presente
r
No tan claro, no en recuerdo
r....Lo que una vez yo quise
a............Por querer borrar a alguien
l...............................De la hoja que hoy suscribe
a........................................¿Qué buscaba, quién me aclara?
a............................................
¿Qué buscaba, quién me dice?
r
e................................................El agua que las borraba
n...........................De la arena, huellas hondas
a..........Vuelve y huye a su guarida
Quedas playa desolada
¿Lo buscaba?
¿Lo buscaba?


el mismo acto de olvidar...........................................¿Olvidarse de olvidar?

¿Qué buscaba?




Pinte y descubra...