jueves, marzo 13, 2008

El "Retorno"...

En una cueva, en lo alto de una montaña, dos seres se aproximaban a lo que sería el fina de una guerra:

- No te daré espacio para que esto continue. Ha llegado tu fin ¡Tu reinado del terror perecerá!
- Hablas como si entendieras la natureleza de todo esto. Ni siqueira sabes de donde vengo...
- Tu lugar de origen no es mi interes. Lo unico que se ahora es que tu muerte nos librará. ¿Cuantos años has gobernado?¿Cuantos de los mios asesinaste?¿Cuantos años crees que nos llevará traer todo a la naturaleza?
- La naturaleza de la que hablas se retiró ante nuestra purificación, no creo que aun podrían vivir con esas asquerosas plantas, sus horribles bestias a la cual llaman "animales", y ese color anormal que tenía el cielo antes que nosotros llegaramos.
- El mundo era un lugar esplendido antes de su llegada. No aceptaré que ustedes nos quiten nuestras tierras, las que creó nuestro Dios, desde un principio fuimos destinados a vivir aca. Todo estuvo hecho para nosotros. Sus mentiras no nublarán la verdad.
- El mundo que les fué concedido fué un engaño. ¿Que clase de mounstroso Dios veneras? Esa bestia no nos detendrá. Este mundo es nuestro, concedido a nosotros. Ustedes solo lo infestan para provecho de el.
- ¿Quien crees que eres? Tu y tu gente desterraron a los mios. Asesinaron sin piedad. Ahora es el turno de hacer lo que se tendría que haber hecho antes. Matarte no sería ningun mal, solo un gran beneficio.
- Lo unico que te quedará sera tu maldad, nadie te guiará. Quedarán solo aqui y olvidados por Dios. Su existencia no tiene el sentido que piensas.
- Con esa farsa que sostienes no me convences. Te veras con tu Dios en mas alla.
- Que puedas hablar y empuñar una espada es solo una ilusión. Llegará el dia en que ya tendran esa capacidad, y volveran a la nada de donde vienen.
- Calla maldito farsante!!!
Una espada fué balndida con determinación. Un corte certero bastó para acabar con una especie. El silencio se apoderó del lugar, y mientras a lo lejos se divisaba que el cielo se tornaba de un color rojo suave, otro ser semejante al vencerdor se acerca a este y dice:
- Señor, lo ha logrado. Has traido todo a la normalidad, usted es nuestro rey.
- Asi es, despues de tantos milenios, yo Vulkhaj, rey de los muertos vivos, gobernaré el mundo...

Que loco sería que pase eso :O

hace tiempo tenía ganas de escribirlo, pero no encontraba la manera en la que me gustase narrarlo... si me convenció mas...

miércoles, marzo 12, 2008

No te olvides

Recien ahora, que bien tarde se me hizo, me doy cuenta de lo triste que se siente el olvido. Haber previsto antes, o haberlo aceptado, que algun dia llegaría, la amarga tristeza de saber que he sido definitivamente reemplazado.
Aceptos mis culpas, mi errores y el hecho de haber sido yo el que empezó. No fué mi intencion herirme mas, no sabía que esto sería peor, no tan brusco, no tan fuerte.
¿Por qué no lo acepto?¿Tanto duele el olvido? Es confuso y macabro. Te alivia y te persigue. Todvía no estoy dispuesto a que asi sea, ser el objeto del olvido, de la muerte. El silencio me acompaña, pues nada he de decir, al oir que el olvido es en mi, la parte de mi que había en ti.
El tiempo se ha cumplido, y he sido sentenciado. En el olvido de tu corazón he de yacer, desterrado por alguien que mas fuerte ha de ser. Mi culpa he de aceptar, pues yo he sido quien primero ha decidido olvidar, pero nunca he de olvidar que en el fondo una parte de ti, en mi se ha de quedar...
El tiempo me tiene que llegar, tengo que olvidar, ingerir ese mal, que como droga quita mi pesar. Mi vida continuar, y si bien la luna solo refleja mi sombra en el camino, espero que algun dia se duplique, y me olvide del olvido.


estaba melancolico...

viernes, marzo 07, 2008

La vida segun un miercoles








Si, porque no? rareza? acaso no se cruza todo el tiempo con paredes verdes, y con ladrillos viejos atestados de musgo?
Bueno, yo soy un poquito de eso, soy uno mas.
Esto es interesante, aunque para pocos. Nadie quiere escuchar hablar a algo de lo que únicamente la gente se acuerda cundo ensucia las tejas de su techo, mancha las paredes, o tapa parcial o totalmente una canaleta, desagüe o tubería.
No soy importante entre los míos. Criado y nacido en un barrio de clase media, en un casa bastante venida abajo (nadie deja que vivamos en barrios modernos) pero ahí estábamos todos bastante juntos, medio hacinados. Yo progrese, o por lo menos eso era lo que creía. Logre independizarme, me mude solo, a otro sector de la ciudad donde había... como es que la gente le llama... ah si!, chales!, muchos, de ladrillo visto, construcciones en las cuales éramos un lindo decorado, si es que no exageramos nuestras dimensiones, obviamente. Imagine, un lugar así es como un kiosco para un nene, o un cabaret para un soltero. Igualmente no todo era tan perfecto, pues en los kioscos se venden también libros y en los cabaret las mujeres no creen en la fidelidad. Acá compartíamos los huecos entre los ladrillos con las arañas, bichos bolita, gusanos, mortero, y todo la mugre que se les pueda ocurrir, pero, dentro de todo, era una buena vida. No se porque, pero en esta zona llovía mas, era un clima mas agradable, mucha humedad, yo brillaba radiantemente verde, era una locura verme por la tarde, cuando ya empezaba a secar todo, yo seguía apuntando al sol, para que todos me vean.
Mi casa era habitada por una familia común, bah, común para las que yo conozco que no son demasiadas. Eran un hombre y una mujer grandes, y un niño y una niña, pequeños por supuesto. De ellos no se mucho, los veía cuando salían y entraban y a los nenes en verano, que jugaban en la vereda. Así fue que en más de una ocasión recibí un pelotazo o me ensuciaron la cara con tiza. Pero eso solo ocurrió durante un tiempo.
Los años pasaron y el barrio fue cambiando. Nuevas casas, nuevas familias, nuevos autos, siempre la misma humedad. Mi casa estaba ahora vacía y así por un largo tiempo. Se mudaron a ella muchos bichos taladro, que rápidamente se ubicaron en las aberturas y en el techo y si que parecían disfrutarlo. La basura se acumulo en el porche y los otoños dejaban sus hojas tapando el marchito jardín. No se cuanto mas tiempo paso, pero ya las casas del cuadra empezaron a parecerse a la mía en el abandono, la suciedad y el olor. No parecía bueno, sobre todo porque ahora éramos muchos, por todas partes, moho en los techos, gusanos debajo de las hojas secas, hongos en los árboles y musgo, musgo entre todos los ladrillos, tanto que ya costaba apreciar el simétrico dibujo de la pared. El silencio lleno los espacios intransitables y la ausencia de todo lo lindo, se metió en cada rincón.
De un día para otro, unas maquinas amarillas, gigantescas revivieron las calles, las veredas se llenaron de hombres con cascos amarillos y grandes hojas de papel en las manos. Yo no entendía nada. Las casas empezaron a caer como lo hacen los árboles podridos. Les arrancaban las entrañas y con ellas sus habitantes y entre tanto ruido, maderas astilladas y revoques destruidos, vi que se acercaba uno de esos humanos, con su cara empapada de sudor, los ojos marrones que destellaban como quien disfruta de un buen vals o de un vino de colección entre amigos, que mas que amigos son colegas o hermanos, y lentamente se aproximaba y elevaba su masa, de cabeza negra cuadrada, que como todo aquello que mata guarda un poco de los restos de la victima anterior y el sol se reflejo en el brilloso mango de madera lustrada, que trajo a mi memoria los mejores tiempos de mi casa, los juegos por la tarde, las rayuelas en la vereda, la verja del jardín recién barnizada, y la masa que se acerca, los dientes se aprietan, verdugo y victima se hacen uno en el momento en que…
Caí. Ya nada se veía igual. Mejor dicho, ya no se veía nada. Estaba en la oscuridad, tapado por escombros. No se estaba tan mal, no se te olvide que soy un musgo. El caño roto de agua ayudaba bastante a sanar mis heridas y la falta de luz era un alivio a tanta exposición al sol del mediodía y así que me relaje por un rato largo. Deje de pensar en todo lo que había pasado, en el dolor y el sufrimiento, en las perdidas y al compás de las gotas, lentamente, me dormí.







Todo se remonta a la s ideas sin sentido, a las charlas de madrugada. Temas sencillos complicados. Como piensa o pensaria un musgo? un clavo? se puede rasgar el cielo? romper el mar? o simplemente, juntarlo con un dedo?
Dedicado a mi amiga Rosalba con quien hicimos un Blog: La vaca del tejado y es, moralmente, coautora de este texto.

miércoles, marzo 05, 2008

El silencio

¿Cómo se llegó a tal desastre? ¿Cómo fue que aquello que parecía en un principio inofensivo terminó resultando en este horror? Mil veces me he cuestionado lo mismo y mil veces he recibido la misma respuesta. El silencio. Un silencio devastador y terrible, más cruel que los gritos de cien harpías, pues aquello que él no cubre, lo cubren las sombras. Sin embargo, y luego de horas y horas de permanecer sentado en mi escritorio, viendo las pálidas gotas de lluvia estremecerse contra mi ventana a la luz trémula de la vela –imposible concebir la subsistencia de la luz eléctrica por estos días-, los recuerdos han ido anudando un breve suspiro que tal vez, pese a su humilde origen humano y a lo insignificante que resulta frente a las Voces Verdaderas, pueda llegar a aclarar un poco las cosas. Quién sabe. Mi camino ya está desplegado frente a mí; ya tengo mi misión. Me limitaré entonces a cumplirla.
Pocas serían las páginas que podría llenar si plasmara en ellas todo el contenido de mi memoria, pues algo ha sabido irla tapando quién sabe cómo. El llanto, la sinrazón, la locura de la destrucción evidente pero sorpresiva… no sé, simplemente no sé, y ninguna de las diversas explicaciones que me han dado los pocos compañeros que me quedan termina de perfilar una historia convincente. Y sin embargo, pese a haber olvidado tanto, aún mi mente recuerda, y los pocos vestigios que quedan de mi pasado son funestos. No hay otra forma de decirlo. Es por esto que no ceso de agradecer el tener mi memoria limitada; quién sabe qué otros horrores podría hallar yo en ese oscuro arcón. No quiero, pues, prolongar de modo excesivo mi sufrir, por lo cual mi relato será breve y conciso. Lo poco que recuerdo quedará grabado en el recuerdo de los siglos a través de estas páginas. Tal vez resulte útil para evitar tanto dolor de vuelta, y tanta oscuridad.
Mis primeras imágenes se remontan a una época distinta. Recuerdo, en primer lugar, el poder pasearme constantemente bajo una luz fuerte y blanca, demasiado diferente de los débiles rayos que hoy se filtran a través del espeso cielo. Tengo la impresión, asimismo, de que los ríos no siempre fueron grises, y de que esa sustancia ardiente y ácida que nos vemos forzados a hacer pasar por nuestras gargantas fue alguna vez suave y fresca, incluso tal vez cristalina. Pero todo eso parece tan lejano, tan distante, tan utópico, que no han de ser más que resabios de alguna ilusión inconsciente, de algún sueño perdido. Son demasiado reales para ser parte de esta realidad.
Me veo, pues, caminando por ese mundo extraño, por ese mundo distinto, al lado de un hombre fornido y calvo, alguien bastante parecido a mí, alguien que podría incluso ser de mi misma línea familiar. Pero es tan confuso el recuerdo y es tan ausente su imagen que me veo imposibilitado de decir esto con certeza.
Heme aquí, entonces, con el hombre calvo y de facciones rígidas y duras. Porta en su uniforme azul marino un sencillo y significativo estandarte, símbolo de una nación entera cuyo nombre no acierto a acordarme, nación cuya bandera dejó de flamear hace tiempo. De todas formas, hoy la única bandera que reina es la del caos, y es abrumador el contraste entre las ruinas que hoy nos rodean y la magnificencia de los edificios que creo recordar. Es en uno de ellos, rodeado de hombres armados y cubiertos de extrañas armaduras, que me interno con mi extraña compañía.
Desde aquí las imágenes se vuelven confusas, ininteligibles. Sólo acierto a oír un vozarrón potente y frío dando órdenes desesperadas y una alarma que anuncia la proximidad de la batalla. Miro a mi progenitor –o como quiera llamárselo-, que se limita a sonreírme y me muestra un tablero enorme. Es cosa de niños, dice señalando un botón. Aprietas y asunto olvidado.
Asunto olvidado. Cuántas veces he deseado que todo esto cayera en el olvido. Y sin embargo, es un hecho imposible. Esta destrucción que me rodea no es un juego, no es un recuerdo, no es una ilusión falsa, no es un mero contraste de ideologías. No… esto que me rodea es la realidad, esa realidad destruida y mutilada que, según me susurra mi conciencia en las noches más oscuras, yo colaboré a construir. Es aquí donde estamos hoy, y es algo muy lejano de ese “asunto olvidado”. Imposible olvidar lo que es moneda corriente del hoy, lo que es parte ya de la vida cotidiana. Imposible olvidar el alud de muerte y enfermedad que provocó ese juego de niños. Imposible dejar de lado el absurdo y la destrucción que desencadenó una lucha infértil y sediciosa, sin traer ninguna mejora verdadera, al igual que todas las luchas que usaron como motor de cambio la violencia. A veces desearía que la realidad fuera recuerdo, y que el mundo lejano que a veces imagino fuera real. Me siento tan desamparado, tan solo… no creo que me quede mucho tiempo aquí. Mas no quiero dar el último suspiro sin haber luchado por un cambio, y es por eso que dejo este testimonio. Para quien quiera leerlo. Para quien quiera algo distinto. Un lugar fuerte, seguro, en que toda violencia sea sólo una mala huella del pasado, un silencio ahogado por un grito de alegría. Ése es mi consuelo.
Y sin embargo, y hasta el último de mis días, mi conciencia me seguirá recriminando el haber obedecido a esa voz seductora y siniestra, a esa voz que con un dedo tentador me indujo a apretar ese condenado botón. Aún recuerdo las voces de elogio antes del desesperante resultado… aún hoy, cosa increíble, están nítidas sus exclamaciones de triunfo y un susurro que aún hoy me petrifica:
“Ya se los has dado de probar a nuestro plato fuerte… veremos qué dicen ahora. Veremos qué respuesta tienen frente a esto… el poder nuclear los silenciará de una vez por todas.”
Silencio que hoy está por romperse.

Dirigido, de un modo muy especial y con el debido respeto, a quienes optan por la violencia a la hora de dirigir nuestros destinos.


Aunque lo escribí hace un par de años, viene al pelo como para Huguito, Alvarín y compañía… ojalá que tomen conciencia y se dejen de joder con la vida de otros.

127, el duelo

La batalla primordial se repetía una vez más. Un duelo de hombres, de poderosos guerreros, un duelo violento y épico. El público vitoreaba a sus campeones. Los golpes iban y venían, de un lado y del otro; no había un claro favorito. El campo de batalla recibía el sudor de los combatientes. De a ratos, alguna que otra pausa necesaria, solo para después retomar el combate con mayor ímpetu. Los oponentes se estudiaban, medían sus fuerzas, y lastimaban los puntos débiles con gran inteligencia y astucia. La batalla crecía en intensidad y violencia, conforme el final se adivinaba próximo; los duelistas desplegaban ahora todo su repertorio, no se cedía un ápice de terreno, y ninguno estaba dispuesto a ser derrotado. El enfrentamiento se asemejaba de a ratos a una danza, los pies ágiles bailaban al compás, mientras los brazos despedían golpe tras golpe. Había lugar para la destreza y el talento, no todo era fuerza y brutalidad primitivas.

Finalmente, la victoria (aquella señorita traicionera y mercenaria) le concedió su beneplácito a uno de los heroicos titanes. El guerrero lanzó una última estocada exquisita (o tal vez un pincelazo mágico, quien sabe) para dejar desairado a su rival, y definir la contienda. Los espectadores agradecieron la entrega de ambos con una ovación cerrada. Puño izquierdo cerrado, festejo sobrio; no era momento para desmesuras, estaba exhausto, rendido por el esfuerzo sobrehumano. La diestra aún esgrimiendo con fuerza ese poderoso mandoble que algunos insisten en llamar raqueta. La batalla primordial había concluido una vez más.



Nada que agregar... ah, si, el titulo se debe a que la final de un Grand Slam es el partido número 127 del torneo.

martes, marzo 04, 2008

Sospecha y engaño

Las voces le murmuraban secretos en la noche.
Se miró al espejo tras terminar de afeitarse. Pelos caídos, montones de cadáveres de la capilaridad adornaban el suelo. Suspiró acariciándose la rasa mejilla; el día comenzaba y la tarea por delante era ardua.
-Buen día.- le murmuró su esposa al verlo llegar ojeroso a la mesa del desayuno-Te guardé un poco de cereal...
Tomó distraídamente el bowl que ella le alcanzaba y, soltando la cuchara, se dejó caer sobre el respaldo de su asiento. Su esposa lo miró.
-Se te ve en los ojos.
-Sí- le respondió él tranquilamente-, eso creí cuando vi tu expresión.
-Tú… tú...-las palabras no salían ni lograban articularse; el rostro de ella parecía desnudado ante una terrible verdad. Al final, devino el silencio.
Siguieron desayunando tranquilamente, como si nada hubiera alterado la rutina.

Recordaba los ecos de la víspera.
Almorzando en la oficina, recibió un llamado de un desconocido. Sus ojos se cerraron con frustración a medida que iba oyendo las palabras.
Colgó el teléfono con brusquedad y miró la foto de su esposa que tenía sobre el escritorio.
La tomó en sus manos. Se marcharía pronto.

Y anocheció.
Ojeó sigiloso la puerta, esperando desde unos arbustos. Le rugía el estómago; el hambre era, sin embargo, un mal necesario. En cualquier momento saldría…
Una hora. Dos horas. Tres. Mil. Y aún ella permanecía en la casa.
-¿Será posible?- se preguntó-¿Me habrán mentido?
Con un extraño aplomo, se levantó de su escondite y tomó la manija en sus manos. Las voces se oían más fuertes que nunca.
Y de pronto, lo escuchó. Risas ahogadas proviniendo del interior de su casa. Como una fiera, abrió la puerta de un golpe.
Testigos aseguran haber sentido una sucesión de dos disparos.
Él sólo vio la foto de su esposa en la basura.
Y callaron las voces.

Un cuento carente de mensaje, pero más laburado en el estilo.
tengo el presentimiento que a facu no le va a gustar mi cuento, pero bue...
esta pequeña historia surgió de una charla con el cura agüero, y cuando ya estaba bastante desarrollada me di cuenta que tiene ciertas similitudes con una reunión de 2do del año pasado... como la había sugerido yo, nomás es auto-plagio. (aparte, el resultado final es distinto, y con otro objetivo)
Mil gracias a Fede Estrella por la asistencia jurídica!
Divertios!

…acusado de los siguientes cargos: alta traición a su propia persona, conducta ignominiosa, deshonra pública, falta de fidelidad a los propios valores y/o convicciones. Pueden tomar asiento.

La fiscalía presenta su caso.

Su Señoría, mi argumentación será objetiva. Sin embargo, mi conciencia se escandaliza ante los hechos perpetrados por el acusado.

“Sus acciones son del dominio público, y han quedado suficientemente demostradas por las declaraciones de innumerables testigos y por un gran número de evidencias; como a continuación comprobaran con los elementos probatorios. Es por esto que no pretendo convencer a esta Corte de la culpabilidad del acusado, sino tan solo subrayar la gravedad de lo acaecido.

“El acusado ha dejado atrás todo atisbo de dignidad, y se ha abandonado a la desmesura. Olvidó el código de conducta propio de un caballero, y permitió que sus sentimientos prevalecieran por sobre su razón. Todo esto es digno de un ser irracional, de las bestias, no de una persona. Es decir que incluso desde el principio el acusado ha renegado de su condición de ser humano.

“En sus intentos desesperados por conquistar al objeto de su amor, actuó en contra de sus convicciones más profundas, y realizó acciones que en cualquier otra circunstancia lo hubieran hecho ruborizar, lleno de vergüenza. Ha quedado demostrado que en su fuero interno, el acusado reprobaba su accionar, por no ser coherente con su personalidad; aunque eso no supuso un obstáculo. Ni siquiera el saberse objeto de burlas, provocadas por la naturaleza pública de su proceder, fueron capaces de hacerlo reflexionar.

“De esa manera, olvido la inalienable fidelidad que cada persona debe mostrar por quien es, fidelidad que debe guiar cada momento de la vida de un ser humano. El acusado se faltó el respeto a sí mismo, siendo esta una falta injustificable.

“Una persona solo es verdadera dueña de su propio ser. Si niega ese ser, si lo abandona, ¿qué quedará de él? Ya no será un verdadero humano, y su existencia no tendrá sentido. Nuevamente, vemos como el acusado olvida su naturaleza. Todos sus derechos, el derecho a la libertad, el derecho a la vida, brotan de su condición humana. Habiéndola negado, niega también sus propios derechos. Algunos discutirán que los derechos humanos son inherentes a la persona desde su concepción hasta su muerte, pero la negación de su naturaleza humana ¿no equivale a su muerte como hombre?

“En cuanto a sus “nobles” fines, la Historia nos demuestra que sin importar el objeto de sus esfuerzos, aquellos quienes han olvidado las reglas que rigen a sus personas, han cometido crímenes abyectos y despreciables. Puede que en un principio sus intenciones hayan sido abnegadas, pero eventualmente, nadie puede mantenerse en el camino del bien si ha renegado de sí mismo. ¿Acaso la certeza de que ese camino es el que debe seguirse no es una convicción profunda? Y si otras tantas convicciones han sido quebrantadas, ¿qué garantiza que esta otra no lo será?

“Finalmente, me gustaría hacer notar a quienes me oyen que si el acusado no fue capaz de respetar su propia humanidad, si no reconoció un ser humano en su propia persona; entonces ¿qué trato se puede esperar que dispense a sus semejantes?

“Por todo esto, la fiscalía pide para el acusado la pena capital.

El acusado ejercerá su propia defensa, puede exponer sus argumentos.

Debo felicitar al fiscal por su locuacidad, aunque mucho me temo que estoy lejos de compartir su opinión.

“Se me acusa de haber traicionado mis convicciones. Sin embargo, la convicción más honda, mi anhelo más profundo, es el amor por el que luché. No haber empleado todos los medios a mi alcance hubiese sido una traición verdaderamente digna de condena. Por supuesto que lo que he hecho me produjo intenso oprobio, pero la vergüenza hubiese sido infinitamente peor si me hubiese quedado de brazos cruzados.

“El fiscal olvida que lo que verdaderamente debe guiar todo momento de la vida de un hombre es el amor. La naturaleza humana, la verdadera naturaleza humana, se encuentra en el acto de amar. No es un verdadero hombre quien no ama. Y el amor se encuentra por encima de todo. Olvidar eso constituye una falta mucho más injustificable que la que se me imputa.

“Quien haya optado por ser “fiel a sí mismo” en lugar de apostar por el amor, esa es la persona que no merece vivir. Un hombre que no haya amado ha despediciado su vida.

“Se me acusa de no haber sido capaz de reflexionar. ¿Es que acaso una persona enamorada se puede permitir reflexionar? Y debo decir además, que en caso de haber dejado que fuese la fría razón la que gobernase mis actos, hubiese obrado exactamente como en efecto obré. Mi inteligencia me permite ver claramente que el amor vale más que aquello que “traicioné”.

“Me encuentro obligado a decirle a la persona que tan fervorosamente me acusa que incurre en un error grave. Al parecer, considera que el hombre es dueño de su propio ser. Pues bien, no, no es así. Nuestras personas (al menos la mía) pertenecen a nuestro Creador y Salvador, que nos ha enseñado precisamente que entregarse a uno mismo, lejos de ser una traición, es el gesto más grande que puede realizarse en la vida. Entregarse a uno mismo se asemeja más a nacer nuevamente que a la muerte aludida.

“Con respecto a la última argumentación del señor fiscal, debo decir que la Historia nos demuestra más bien que las más grandes gestas, que los hechos más merecedores de ser recordados, han sido impulsados por el amor. ¿Alguna vez se ha escuchado una tontería más grande que decir que el abandonarse al amor corrompe? Los personajes que mayor aporte le han hecho a la humanidad dejaron que el amor guiase sus pasos.

“Quiero decir también que no considero que este tribunal tenga competencia sobre el caso. Mis acciones fueron de carácter personal, al único que eventualmente podrían haber causado perjuicio es a mí mismo.

Juzgarme por lo hecho me parece tan absurdo como condenarme por lo que piense. Teniendo en cuenta que no provoqué (ni pretendí provocar) daño alguno a ningún particular, ni a la sociedad en su conjunto, solicito que sea mi consciencia (y no esta Corte) la que juzgue mis actos.

“Por último, quisiera recordarles que, dejando de lado el debate de si en efecto he cometido la traición que se me imputa, mi proceder se debió a mi fidelidad a algo más grande, algo que me importa más que mi propia vida, y que es el amor de la persona que amo. – hizo una pausa, revolvió su taza de nesquick – No sería sensato reprocharle a esta Corte si decidiese no aplicar una ley por considerar que le debe más fidelidad a la Constitución, por decir algo.

“Es por todo esto que rechazo de plano las acusaciones que pesan sobre mi persona y solicito que mi proceder deje de ser objeto de cuestionamientos.

Habiendo entonces escuchado los alegatos finales, esta Corte pronunciará su veredicto: encontramos al acusado culpable de los cargos que se le imputan. – hizo una pausa, sonrió, y prosiguió diciendo – Lo condeno a ser feliz junto a la persona a quien tanto ama.

La jueza se levantó del estrado, se acercó al banquillo de los acusados, e hizo evidentes sus sentimientos por el condenado.


domingo, marzo 02, 2008

Che a ver si nos ponemos las pilas y comentamos los textos. En los ultimos diez posteos no llegamos en ninguno, creo, a pasar los dos comentarios. Ya lo dije una vez, y no tengo muchas ganas de repetirlo: COMENTAR ES PARTE DEL PROCESO, AYUDA A PERFECCIONARNOS, y a pesar de que a veces lo hacemos por messenger, lo mejor es que los escribamos aca.

Otra cosa, no es por presionar o nada, pero Tano, hace mucho que no subis nada! Estaria bueno, aunque no sea un best seller, porque este grupo no es para eso, pero algo.

Sin mas nada que decir, los abrazo y me despido.

facu.-

El camino

No veo el final del sendero. Es un camino largo... y con tantos obstáculos... ¿Cómo sortearlos? ¿Cómo llegar? ¿Nadie tiene una respuesta?
El eco de mis pensamientos repercute en mi mente, pero no; no hay respuesta. Me ilumina entonces una idea, una locura, pero tan factible... yo puedo. Solo. Sin nadie. ¡Si soy capaz de hacerlo por mi cuenta!
Reanudo mi caminar con la frente en alto, mirando todo desde arriba, pero en mi interior, los cimientos de la torre comienzan a resquebrajarse. La duda me embarga y me lleva lentamente ante un nuevo alto.
La alternativa... ¿Qué hacer frente a ella? ¿De qué forma sortear los obstáculos? ¿Cómo distinguir la manera correcta? Y, de ser encontrada, ¿Valdrá la pena ponerla en práctica?
-¡Pero yo solo doy abasto!- me grito a mí mismo- ¡Soy lo suficientemente bueno!
Empiezo a correr, pero no tardo en parar de vuelta, con un respingo. ¡Una encrucijada! Ahora sí que estoy en aprietos. ¿Por dónde debería ir?
Me desplomo, fatigado. A lo mejor si paro, el camino correrá solo.
Miro a mi izquierda y me sorprendo de ver que no estoy solo. Un peregrino como yo viene por el camino, silbando alegremente. Me descubre y se detiene.
-¡Hola!- dice con amabilidad- ¿Pasa algo, muchacho?
Lo miro sin entender y no respondo.
-Déjame darte una mano- añade. Y me tiende su robusto brazo. Pero me niego a darle el mío.
-Se ve que no sabes qué hacer... temes decidir. Pero la vida está hecha de decisiones, y por lo tanto debes afrontarlas.
Me aconseja así, de a poco, con cariño y comprensión. Se agacha para ponerse a mi altura y me ayuda a levantarme.
-Es difícil elegir el camino correcto – continúa-, pero debes hacerlo. Y esta opción no es siempre la más atractiva, pero es la que te hará mejor. Yo puedo darte una mano si quieres, pero hace falta tu consentimiento. Para eso, primero es necesario que sepas reconocer tus flaquezas... ¿Cómo puedes recibir una ayuda que no crees necesaria? Ven. Caminemos juntos.
¡Qué sabias sus palabras! Tiene razón. No puedo hacerlo todo por mi cuenta. A veces necesito ayuda, y hoy la acepto.
Miro los tres caminos, y siento miedo. Me muerdo el labio. Entonces, una mano se posa en mi hombro y comprendo. La única forma de terminar el sendero es caminando.
Miro a mi amigo y, con una renovada esperanza, reemprendemos el viaje.

Lo escribí hará unos años, cuando me pidieron que pusiera en letras lo que era para mí un buen maestro. Sé que vengo medio monotemático, pero es un cuento que me gusta y que quería compartir.