viernes, abril 23, 2010

Macrolegofobia*

* dícese del temor irracional a las palabras largas. No debe por tanto confundirse con el miedo provocado por los packs grandes del conocido juego de bloques

Pensar que en algún otro tiempo, hace no mucho, hubiese sido digno de ciencia ficción. Pensar, ese es de hecho el problema…

Este es un pedido de auxilio. Ignoro si habrá alguien en el mundo que pueda leerlo, no tenemos datos de lo que sucede en el resto del mundo. Tal vez nuestra situación sea la misma en todas partes, no tengo forma de saberlo. Y de cualquier forma, me queda aún por resolver la cuestión de cómo hacer público este mensaje sin que me encuentren, pero ya pensaré en eso más adelante.

Estoy dando muchas vueltas. Tal vez porque no sé cómo expresar esto -tan común para nosotros y tan absurdo si no fuese real- sin ser tomado por loco. La cuestión es la siguiente: Bajo la fachada hipócri… falsa (Ufff… ¡casi se me escapa! No debe volver a ocurrir) de una sociedad feliz, vivimos en la peor tiranía que la historia haya visto. ¡Ay de los ingenuos que piensen que hablo de falta de libertad de opinión! Estoy hablando de la ausencia total de libertad para pensar.

No sé cómo llegamos a esta situación, no creo que nadie lo sepa. Puedo hablar tan sólo de cómo vivimos hoy. En Valle (supongo que nuestra ciudad alguna vez habrá tenido un nombre más complejo, pero, como es lógico, ese nombre ya nadie lo recuerda) no se permite pensar en demasía. Quienes gobiernan (nadie los ha visto nunca) impulsan el slogan “pensá simple”, y esta consigna inunda nuestra ciudad, se repite en afiches, lugares públicos, en las calles, en las plazas, taladra, taladra, y así, inunda y se repite en nuestras cabezas.

De más está decir que quienes no acatan, quienes se rebelan, quienes deciden desafiar al régimen o quienes se animan a pensar mucho son borrados del mapa, como si de 1984 se tratase. De hecho, esta situación tan terrible no dista mucho del relato de Orwell… Aquí no hay un Gran Hermano a quien amar (insisto, ni siquiera sabemos quiénes son en verdad los que gobiernan, no existen siquiera órganos de gobierno que se conozcan, podrían incluso ser marcianos que lo mismo daría), y no, no hay tele pantallas (pronto podrán entender porque lo escribo así): no hace falta controlar lo que hacemos ni importa a quién amemos si logran controlar la manera en que pensamos. Pero fuera de esto, el clima general no se aleja tanto… No sería una sorpresa para mí que no dentro de mucho hablemos en neo lengua…

En cuanto al control de lo que pensamos, a decir verdad, mi teoría es que no pueden lograrlo… no existe forma de saber que piensa una persona. Sin embargo, es claro que quienes no “pensaron simple” pagaron por eso; pienso entonces que el control está en lo que se escribe o dice. ¿Que cómo nadie lo pudo deducir? ¡Pero es que queda poca gente capaz de deducir algo! ¡Eso es lo cínico, lo genial del asunto! Tan hondo cala la consigna, el miedo al castigo, que la gente tiene terror de sus propias ideas, las ahuyenta, las rechaza, y ya no hace falta que alguien reprima porque somos nuestros propios guardias (¡he aquí, Max, tu jaula de hierro!). ¿Cómo alguien en este pueblo de idiotas puede pensar en la rebelión cuando no pueden pensar, a secas? Somos tierra fértil para ideas ajenas, nosotros, carentes de ideas propias. “Las ideas duelen”, se les contestó a los pocos que se lograron animar a cuestionar -a poco más se pudieron animar después, supongo se entiende- y me da vergüenza decir que muchos optaron por aceptar este absurdo sin más, y los que no, vivimos en eterno terror de que alguna vez nuestras ideas nos traicionen. Creo que yo logré convivir con el miedo sin perder la cordura tan sólo porque ardo en deseos de hacer algo, de dar el primer paso para terminar con este horror.

Pero me aparté del tema: decía que creo haber logrado deducir cual es el medio para descubrir a quienes se niegan a pensar simple. No pueden registrar todo, cualquiera puede ver que no es posible. Mi opinión es que logran detectar las palabras largas, dichas o escritas, (asumo que tres silabas es el límite, a menos que se trate de palabras muy comunes, pero no puedo más que asumir) y a raíz de eso deben evaluar el resto. Las palabras simples no son canal para las ideas complejas, o al menos eso piensan ellos; tampoco ellos son muy lúcidos. Como sea, he aquí la razón por la que me obligo a mí mismo a respetar este límite, la razón por la que mi texto es pobre y de poco vuelo; espero que quien lea pueda perdonar.

Ahora sólo tengo que resolver como hacer ver al mundo esta, nuestra patética situación y confiar en que alguien nos pueda ayudar. Sólo tengo que… ¡suena la sirena! ¡Me descubrieron! ¿Pero por qué, cómo? Si no escr… ¡Dios! ¡Irónica, “patética” manera de traicionarme a mí mismo, de decretar mi propia muerte! ¡Que al menos no sea en vano, tengo que publicar esto y que alguien ayude a nuestro pueblo de idiotas, de idiotas inducidos, lobotomizados, esclavizados hasta el paroxismo!

Intentaré acceder a la red internacional. Por supuesto, está prohibido, pero… ¡alea jacta est! Yo ya estoy muerto. Creo saber cómo poder conseguir acceso… ¡sí, funciona! Necesito encontrar algún medio masivo al que remitirlo, tal vez este…

No… no, ¡no!... ¡no puede ser, no! ¡No puede ser cierto!

No, no desesperes, puede ser una excepción, seguí buscando, rápido… ¡Dios, no! ¡Es una pesadilla, un sueño amargo! Me resigno a creer que hayan logrado estupidizar al mundo entero, ¡no puede ser cierto! Pero sí, el mismo lenguaje precario, arcaico, aquí y allá. ¡El mundo entero bajo esta tiranía aberrante, inhumana, deshumanizante! Tiene que ser un sueño… y si uno muere en un sueño despierta, ¿no es así? Este es el fin, entonces. El fin sin final.


Del informe policial:

Encontramos a el traidor con disparo en la cabesa y una arma en la mano. Puede que se haya disparado a el mizmo tal vez.

1 comentario:

Tano dijo...

Ahora si, te la debía:

La idea esta buena, y esta bien logrado porque cuidaste bien las palabras. Ademas por otro lado desarollaste una serie de reflexiones interesantes sobre el hecho de pensar, que incluso puede aplicarse fuera del texto.