lunes, julio 07, 2008

El Diamante Verde

Es difícil acallar esa voz que te acosa, te obliga y empuja a desear algo que no posees. Aquella noche fue vista en público por primera vez. Una presentación fugaz, casi accidentada, pero esos tres segundo bastaron para darme cuenta que me correspondía. Era única en su existencia, conocida como "El diamante verde", y su dueño era aquel tipo de gente que apenas podrías soñar con dirigirle la palabra, y en verdad nadie sabía mucho de el, ni su nombre, ni su edad, ni como la había obtenido y siendo un hombre elegante, de negocios y respetado por su enorme poder, en verdad era de temer.
Aquella noche me jugaría todas mis cartas.
Toqué la puerta y entré, me acerqué a la copa de vino y después de probarlo tomé asiento. Enfrente mío una mesa de apuestas, y del otro lado estaba el. Logré perfectamente disimular mi temor, el no debía saber que es lo que yo quería en verdad. Saqué de mi bolsillo un sobre y lo deje sobre la mesa, y encima de ella se depositaron todas mis fichas. Repartió las cartas y empezamos a jugar póker. Jugamos un par de manos antes de que el me dirigiera la palabra.
- No ha ganado ni una sola mano, ¿Cree poder sostener este juego con tan poco?
Respondí sencillamente con una sonrisa de simpatía y continúe jugando. No era mi noche de suerte, ya que había perdido mucho de lo que tenía, pero aun me conservaba dentro del juego e incluso logré cierta estabilidad durante un rato, ganaba casi lo que perdía, pero sin mejoras. Mi contrincante parecía dominar el azar.
- En verdad se nota que usted no ha jugado mucho a esto, y vista la situación voy a cambiar las reglas si me lo permite. Apostaré diez veces más de lo que usted apueste, tal vez así usted consiga lo que quiere.
Enmudecí. No contradeciría lo que el me decía, en el fondo estaba siendo beneficiado. Seguí jugando, pero aun con ventajas, seguía perdiendo. Mi desazón se hizo cada vez más grande, y mi cara comenzaba a debilitarse desvelando inoportunamente mi angustia y preocupación, y aunque mis fichas eran muchas, sentía que no pesaban tanto ni lograban su cometido. Cada vez mas el me tenía atado a su control, pero incluso su cara rindió una mueca burlona y una expresión de satisfacción.
- El día que me citó parecía algo muy serio para usted, y sin razones plausibles acepté verlo. Esta claro que desea algo mío.

- He oído que tiene todo lo que quiere. Se lo arrebata a los demás ganándoles en juegos de apuestas, a “todo o nada”, y así busco algo de usted de la misma manera.

- Mi amigo, veo en usted una preocupación grande, y me ha suscitado simpatía. ¿Hay algo que en verdad quiera pedirme?
- Si. Muéstreme al "Diamante verde".
Su expresión se tornó seria. Calló por un momento que pareció eterno, levanto la mano y el Diamante apareció. En verdad es lo mas conmovedor que he visto en mi vida, nada me ha suscitado tantos sentimientos. Sus ojos me tenían atrapado, cubiertos de una gran tristeza, pero en el interior reflejaban su verdadera intimidad. Dentro de esa inhumana jaula de finas barras, yacía recostada y su largo cabello parecía querer ocultar su rostro, que aun visible, encendía en mi profundos sentimientos difíciles de explicar.
Luego de una contemplación profunda quise tomar iniciativa en el juego, pero el anfitrión me miró fijo y severo, se paró y se sirvió whisky si decir nada, y al tomar asiento repartió las cartas con fuerza, inhibiendo mi determinación. Perdí esa mano y las siguientes tres.
Mantuvo las reglas modificadas por el y no le hizo falta cambiarlas para seguir aplastándome en ese juego, que tomaba cada vez más un ritmo muy difícil de seguir, logrando diezmar mi capital. Nuevamente me volví hacia ella y nuestras miradas se cruzaron. Mi corazón dio un salto violento, tan fuerte que mi cara se sonrojó y quité la vista, pero mi corazón no tardo en dar otro salto diferente del anterior. Este me obligo a mirarla y desvelarle lo que sentía por ella, y creo que intuyó mi sentimiento, hasta que sus ojos enternecedores mi sacaron una sonrisa. El anfitrión se paró como indignado.
- Creo que he sido muy generoso con usted, es momento de que hagamos un cambio. En la siguiente mano será usted en apostar diez veces más de lo que yo apueste, y espero que usted lo considere justo visto lo generoso que he sido.
Asentí suavemente aceptando su reto, sabía que le debía el cambio. Tomó las cartas y las repartió y la tomé con rapidez esperando salir victorioso. Mi contrincante apostó la décima parte de lo que aun me que quedaba. Al fin tenía unas cartas que valían la pena jugar y pidió ver mis cartas.
- Color, de corazones- dije satisfecho.
Levantando la vista lentamente y su mirada llena de orgullo acompañaron sus labios que anunciaban mi sentencia al decir - Full.

Mis ojos se cerraron, mi garganta se secó y mi corazón se detuvo. Había perdido todo lo que tenía y todo lo que quedaba de mi se había ido, no tenía mas nada que mostrar y mi contrincante no vaciló al tomar todas las fichas que estaban en frente mío, contarlas y apilarlas a su lado, armando grandes bloques que superaban su cabeza.
Cuando abrí los ojos la miré una ultima vez como despedida y vi en sus ojos que la tristeza reinaba nuevamente, dejando caer lagrimas inconsolables. Internamente me estaba muriendo por la culpa, y lo único que oía eran los incontables insultos que mi mente profesaba, y mientras me paraba miré la mesa y vi el sobre, lo ultimo que me había quedado en todo el mundo, lo que en verdad me pertenecía y por un momento volví a sentir que mi garganta se secaba mas aun, pero mi corazón empezó a latir con mucha fuerza.
- Si me lo permite, aun podemos jugar una mano mas- dije asustado.
- Explíquese.
- Usted cambio las reglas varias veces ya, y creo que ahora me toca a mí hacerlo. Solo que ahora yo elegiré que es lo que me llevó de usted, y usted se llevará lo quiera de mí.
El hombre sonrió con ironía, sabía que al fin le habían encendido en su corazón lo que más reinaba, la codicia. Una sonrisa se apoderó de su cara.
- Tomaré de ti lo único de valor que siempre has tenido, el sobre. Tu ¿Que quieres de mi, que pueda valer tanto?
- Yo tomaré de ti el "Diamante verde".
Me miró por un segundo y se sentó, asintió con la cabeza como si nada. Repartí las cartas y esperé a que realice sus cambios. Era mi turno de cambiar, y en mi mano nada parecía tener sentido y dudé, hasta que miré el sobre, y convencido cambié todas mis cartas sin mirarlas.
- Quiero ver- dije.
Cerró los ojos y bajó su mano.
- Póker de ases.
Lo miré a los ojos seriamente y levanté mis cartas por reflejo. No hizo falta que las mire, simplemente bajé mi mano diciendo: - Escalera de Diamantes.
El juego terminó en silencio y nos quedamos inmóviles los tres. Me paré por última vez y me acerqué a ella tendiéndole la mano. Tomó la mía y se paró mirándome fijo a los ojos sin poder expresar nada con sus labios, mientras que sus ojos bañados me agradecían, porque ella sabía que yo no deseaba ser su dueño, pero aun así se tendió al suelo como sometida. El hombre abandonó la habitación sin decir nada, y sin voluntad de hacer nada, como shockeado ante la situación. Me acurruqué al lado de ella diciendo:
- Ahora eres libre. Haz de tu vida un tesoro mayor del que aun eres. Tú no me debes nada.
- ¿Nada?- dijo ella sollozando.
- Si, es un regalo.
Me levanté del suelo y la ayudé a ella. Nos acercamos a la puerta y le cedí el paso para que saliera, y en ese instante sentí que algo aun faltaba. Tomé su mano antes de que saliera, y con la otra tomé el sobre y se lo entregué.
- Nada de lo que hice valdría algo si no te diera esto, porque en verdad no vine a librarte, sino a entregarte esto que soy.

Esperare su regreso.

2 comentarios:

RafaB dijo...

primero voy a decir que lo lei sujestionado por la obligacion que me impuso el tano en misa, siendo el el ultimo que lee o, por lo menos, que comenta.
tambien quiero pedir que, como se hizo casi desde un principio, el texto tenga un comentario del autor, para saber algo mas que lo textual, aunque sea una palabra.

ahora si
al texto


esta bueno, quiza me quedan medio en el aire algunas cosas. una idea que me quedo: toda persona de dinero y poder es de temer. jajajaja. no se. por ahi mas tarde tengo otra cosa que decir.

RafaB dijo...

soy facu